Tomo 1 – Día 6. La Fe mueve la mano de nuestro Padre Dios (Individual)
DÍA 6:
LA FE MUEVE LA MANO DE NUESTRO PADRE DIOS
1- Lee la siguiente cita bíblica:
1 Co 2,4-5
4Mis palabras y mi mensaje no contaron con los recursos de la oratoria, sino con manifestaciones de espíritu y poder, 5para que su fe se apoyara no en sabiduría humana, sino en el poder de Dios.
2- Medita y responde:
• Fe fundamentada en el poder de Dios
Muchas personas cuando leen pasajes de la Biblia que narran sucesos extraordinarios, los interpretan de tal manera que infieren hermosas enseñanzas a la luz del Espíritu Santo, quien hace que la Palabra tenga una profundidad infinita, pero pocas veces se cree con sencillez que Dios pudo hacerlo de la manera sobrenatural como lo narra el libro Sagrado. Esto hace que sigamos cómodos en nuestra posición sin hacer ningún esfuerzo por salirnos del común de lo que la gente cree, debemos dar un paso de fe para ver la gloria de Dios. Jesús le dijo al Padre del muchacho endemoniado del cual habla el Evangelio: “¿Cómo que ‘si puedes’? ¡Todo es posible para el que cree!” (Mc 9,23), no le dijo que sólo algunas cosas, le dijo ¡Todo! Y esto abarca las cosas más extraordinarias que podamos imaginar.
Ahora, tampoco se trata de tener una fe ingenua o sin fundamentos, se trata de creer con sinceridad que nuestro Dios es bueno, misericordioso y poderoso; se trata de creer que así como Dios tiene la facultad de hacer cosas que saltan las normas de la naturaleza, puede cambiar cualquier circunstancia; puede restaurar el corazón más duro y rebelde, puede sanar cualquier enfermedad. Jesús dijo que para entrar al Reino de los cielos tendríamos que ser como niños (Mt 18,3), por eso la fe que todos los cristianos debemos alcanzar para ver el Reino actuando en nuestra vida debe ser pura, sencilla y desprevenida, como la de un niño que todo lo cree. La Palabra de Dios nos habla de la importancia de creer en su fuerza, pero el enemigo ha hecho un gran trabajo insertando dudas sobre lo que está escrito en la Biblia, pues él sabe que un pueblo sin fe es un pueblo condenado a la esclavitud.
San Pablo, hablando a la Iglesia de Corinto, les resalta que el mensaje que ellos escucharon del Evangelio no estuvo fundamentado en argumentos humanos, antes bien, fue fundamentado en manifestaciones sobrenaturales del Espíritu Santo para que la fe en el Señor Jesús fuera edificada en el poder que Dios tiene para actuar, y no en meras argumentaciones.
Ahora, es importante entender la forma como Dios actúa, él no lo hace de cualquier manera, el Señor es celoso para mostrarse a sus hijos y, como lo reflexionábamos en días anteriores, se manifiesta dependiendo de la fe y la disposición que encuentra en el corazón de aquellos que lo buscan con sinceridad, “Pero cuando, en medio de sus dificultades, el pueblo se ha vuelto al Señor, Dios de Israel, y le ha buscado, él se ha dejado encontrar” (2 Cr 15,4).
• Abram creyó en el poder de Dios
La fe hace que el poder de Dios se mueva en la vida del hombre, es decir, creer verdaderamente en lo que Dios puede hacer -sin duda- detona el poder de Dios. Un ejemplo claro lo encontramos en la vida de Abraham, quien bíblicamente ha sido reconocido como un hombre de fe: Yahvé le había prometido familia y descendientes, sin embargo a la edad de noventa y nueve años y cuando su esposa Sara ya había dejado de tener sus períodos de menstruación, recibió la promesa de ser padre de multitudes, a pesar de tener la lógica en su contra, Abraham no dudó de la palabra de Dios.
Gn 15,5-6
5Entonces el Señor llevó a Abram afuera, y le dijo: Mira bien el cielo, y cuenta las estrellas, si es que puedes contarlas. Pues bien, así será el número de tus descendientes. 6Abram creyó al Señor, y por eso el Señor lo aceptó como justo.
Abraham no miro la edad que tenían él y su esposa, además del problema de fertilidad que ella había manifestado en el pasado, sólo fijó sus ojos en lo que Dios, el creador del universo, le había prometido y así lo espero, por eso Pablo nos enseña diciendo: “No dudó ni desconfió de la promesa de Dios, sino que tuvo una fe más fuerte. Alabó a Dios, plenamente convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete” (Rom 4,20-21). La actitud de este gran hombre de Dios fue alabar a su Señor, convencido de que él tiene poder para cumplir lo que promete.
La fe de Abraham no se debilitó, antes bien, mantuvo la esperanza cuando las leyes naturales le decían algo completamente diferente a lo que Dios le había prometido. Esta es la actitud que puedes asumir ante los momentos de adversidad: creer a pesar de toda circunstancia o pronóstico, confiando solamente en la Palabra de Dios.
La actitud de fe requiere certeza de que Dios actuará conforme a sus promesas, dejando a un lado lo que nos impide creer. Para caminar bajo el poder de Dios debemos hacer el esfuerzo de fijarnos en un Dios grande, más poderoso que el problema que vivimos; recordemos que Pedro le pidió a Jesús caminar sobre las aguas y cuando lo estaba haciendo dejó de mirar a Jesús y miró la bravura del mar, ahí se comenzó a hundir (Mt 14,22-33); por eso, en el momento que dejemos de mirar a Jesús y miremos lo terrible del problema ahí comenzaremos a hundirnos.
El cristiano debe trabajar incansablemente en forjar una fe poderosa, que nuestra oración sean las palabras de Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti andando sobre el agua” (Mt 14,28).
2 Co 5,7
7Pues caminamos en la fe y no en la visión.
3- Aplicación práctica:
Reflexiona en la situación más complicada de tu vida, de la cual dudas que pueda ser cambiada; lee Mc 11,20- 24 y aprópiate de esta Palabra, repitiéndola varias veces para transformar aquello que te parece imposible.
4- Oración:
Señor Jesús, en este día me acerco a ti reconociendo que mi corazón necesita fe para mover montañas y hacer que las cosas cambien, regálame una nueva manera de ver la vida y las situaciones a las que me enfrento. Quiero ver lo que tú ves y descubrir las promesas de victoria que tienes ante cada prueba que enfrento; dame la gracia de esperar firme en ti y caminar sobre las aguas como tú lo hiciste, sin apartar la mirada de ti. Pongo a tus pies mi mente, allí se generan ideas que se roban mi fe; pongo a tus pies mis emociones, en especial la angustia, el desespero, la tristeza y todo aquello que me remueve internamente y abona el camino para que la duda y la desconfianza me sometan.
Espíritu Santo, te pido -en el nombre de Jesús y para la gloria del Padre- que me des el don maravilloso de la fe, la capacidad de creer en ti con sinceridad y humildad, así como un niño cree en sus padres; deseo creer en tu grandeza y en tu omnipotencia para ver tu gloria, como lo hicieron los grandes héroes de la fe. Que a través de mi experiencia yo pueda ser motivador de muchos que se sienten tristes, angustiados, han perdido la esperanza y ya no creen. Jesús, declaro que toda tristeza se convierte en alegría, porque eres fiel y tienes el poder para cumplir lo que prometes.
Madre nuestra, en este día te entrego mi corazón para que lo cuides de todo lo que pretenda robarme la fe, intercede por mí para que pueda actuar como un niño en los brazos de su Padre Dios que lo ama hasta el extremo y que tiene poder para hacer las cosas mejor de lo que podemos pedir y pensar. Amén.
“María Mediadora, ruega por nosotros. Amén”
CITA BÍBLICA PARA MEMORIZAR
Jn 11,40
40Jesús le respondió: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?”