Tomo 1 – Día 5. La Fe. Camino para encontrar a Dios (Individual)
DÍA 5:
LA FE. CAMINO PARA ENCONTRAR A DIOS
1- Lee la siguiente cita bíblica:
Hab 2,3-4
3Esta visión espera su debido tiempo, pero se cumplirá al fin y no fallará; si se demora en llegar, espérala, pues vendrá ciertamente y sin retraso. 4Aquí la tienes: El que vacila nunca contará con mi favor, el justo sí vivirá por su fidelidad.
2- Medita y responde:
•¿Qué es la fe?
La fe es una “seguridad en el corazón” de lo que Dios puede hacer por su infinito poder, es el pleno convencimiento que se tiene interiormente de la obra que Dios ha hecho, está haciendo hoy y podrá hacer en el futuro. Es común encontrar a personas que dicen creer en Dios, van a misa el domingo, se confiesan y comulgan, pero en el fondo lo hacen más por tradición, que por amor al Padre, quien actúa en favor de sus hijos y obra para el bien de quienes le aman.
Uno de los atributos más cautivantes de Dios es su omnipotencia, esto significa que “todo lo puede”, y cuando decimos todo, es todo; desde devolverle la vista a un ciego, el oído a un sordo, sanar a alguien con cáncer o diabetes, hacer crecer una pierna que está más corta que la otra, restaurar un órgano que se ha perdido, convertir al pecador más alejado y con el corazón más endurecido, o transformar la situación que sea. Para ver estas obras hay que creer que Dios es capaz de hacerlo, aunque en estos tiempos la forma racional con la que hemos sido formados ha afectado nuestra capacidad para ver milagros extraordinarios. Muchas personas ven la fe como algo ingenuo, algo del pasado (cuando no se tenía todo el conocimiento de hoy), esto es una terrible equivocación, porque Dios es real, sigue actuando, ¡para verlo hay que buscarlo con fe!
La Biblia define la fe como: “la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos” (Heb 11,1). La Palabra de Dios nos entrega dos claves en este día:
– Primero. La fe es la seguridad de recibir algo que todavía no se ha materializado, es el convencimiento de que lo buscado con sinceridad de corazón se hará palpable, por ejemplo: pensemos en un niño que le pide a su papá un juguete que le gusta mucho, aunque su padre se lo prometió, el pequeño debe esperar a que él pueda comprárselo; el niño confia que en cualquier momento recibirá su regalo, pues su padre nunca le ha fallado.
– Segundo. La fe es estar confiado en algo que no vemos con los ojos físicos, pero que Dios está haciendo. El niño ve con sus ojos que el papá no ha salido del trabajo para el almacén a comprar su regalo, pero ya se lo prometió, y esto es suficiente para él ¡Esto es fe! Es la seguridad de que Dios está actuando, a pesar de no verlo con nuestros ojos lo creemos, por eso Jesús nos invita a ser como niños, pues ellos confían, son libres de prejuicios que les roba la fe.
• Para agradar a Dios debemos creer que él es capaz
Lo contrario de la fe es la duda, es la incertidumbre que se genera en el corazón, la cual termina por decirnos que es imposible alcanzar aquello que necesitamos o queremos. La duda nace de los argumentos que recibimos frente a una situación, por ejemplo: cuando aceptamos que nuestra enfermedad no tiene cura, tal como lo dijo el médico; cuando creemos que jamás ganaremos más del salario actual, cuando pensamos que no existe solución a un corazón que está lleno de heridas, cuando consideramos que el hijo jamás saldrá de las drogas o de su permanente depresión, entre muchos argumentos que llenan el corazón de duda y temor.
Qué facilidad tiene el ser humano para asimilar los argumentos negativos que llenan de duda el corazón y con qué dificultad acepta los argumentos de la Palabra de Dios que nos dan fe. En la cita de reflexión inicial nos dice el profeta: “El que vacila no contará con mi favor”, esto significa que quien cree más en los argumentos del mundo que en los argumentos de Dios no lo podrá ver actuando poderosamente; por lo tanto, es necesario hacer un esfuerzo por recibir los argumentos que Dios nos ha dado en su Palabra, los cuales mueven nuestra vida a creer que él puede actuar. La cita termina diciendo que quien le es fiel al Señor vivirá; en otras palabras, tendrá la oportunidad de ver a Dios obrando de forma sobrenatural. Dice la Sagrada Escritura:
Heb 11,6
6Pero no es posible agradar a Dios sin tener fe, porque para acercarse a Dios uno tiene que creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.
Sólo por la fe podemos entrar con agrado al corazón de Dios, a ningún papá le gusta que sus hijos desconfíen de él, por eso la fe es un paso fundamental para agradarle al Señor y encontrar una sanidad física e interior, liberación o el tipo de restauración que le estemos pidiendo. Los resultados en cualquier experiencia con Jesús se obtienen por medio de la fe, por eso dice la Biblia: ¡El justo vivirá por la fe! (Rom 1,17). Este es el inconveniente que muchos hijos de Dios han encontrado para recibir la restauración de su vida, no tienen fe en aquel Padre que los ama, no pueden confiar en que él obrará.
¡Dios es capaz! Guardemos esto con todas las fuerzas de nuestro corazón, si no fuera así no sería Dios y no tendría sentido nada de lo que dejó escrito en la Biblia. La cita del libro de Hebreos (11, 6) da otra clave importante: por medio de la fe puesta en acción veremos a un Dios que actúa y que nos dará recompensa sin falta. Dios nos afirma interiormente por medio de sus recompensas, de la misma forma que un Padre afirma las conductas positivas de sus hijos por medio de algunos premios; Dios, que es papá, afirma nuestra fe por medio de la recompensa que nos da cuando la utilizamos sin temor.
3- Aplicación práctica:
Separa 10 minutos del día para contemplar la obra de la creación, haz consciencia de la grandeza de estas obras y reflexiona en el poder de Dios para crearlas, ese mismo poder puede actuar en favor tuyo por ser su hijo amado. ¿Habrá algo imposible para él? La Biblia dice: “Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho” (Heb 10,23).
4- Oración:
Dios, Padre de amor y bondad, dame el don de la fe, llena mi vida con la presencia de tu Santo Espíritu para que mi visión de las cosas sea completamente transformada y así pueda creer que todo puede cambiar. Señor, pongo a tus pies todos los argumentos que el mundo ha sembrado en mi mente y que se han robado la fe de mi corazón; dame la gracia de confiar en tu poder, quiero acercarme a ti, creyendo que no hay nada imposible, que puedes hacer cosas inimaginables en mi vida.
Amado Jesús, en un pasaje de las Escrituras un hombre te dijo que creía pero que necesitaba que aumentaras su fe, por eso hoy vengo como aquel hombre a pedirte que aumentes mi fe, que me lleves a un nuevo nivel en entendimiento de este misterio, para así poder ver en mi vida lo que vieron aquellos hombres y mujeres mencionados en la Biblia. Sin fe es imposible agradarte, sólo por medio de ella puedo encontrarte; dame la gracia de tener una fe poderosa para mover montañas.
Madre santísima, tú que eres una mujer de fe, intercede por mí para alcanzar un nivel de fe como el que Dios quiere para mi vida, dame tu bendición maternal, en el nombre de Jesús. Amén.
“María Mediadora, ruega por nosotros. Amén”
CITA BÍBLICA PARA MEMORIZAR
Prov 3,6
6Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto.